Vaya predicamento en el que está metida la alcaldesa de Naucalpan, Estado de México, Angélica Moya Marín. Todavía no cumple un trimestre al frente de este importantísimo municipio mexiquense y no hay día en el que no se entere de las transas y corruptelas que le heredó su antecesora, la dizque morenista Patricia Durán Reveles, quien junto con el ahora ex tesorero Leopoldo Corona Aguilar, le dieron vuelo a la hilacha.
El ayuntamiento, literal, prácticamente está en quiebra, con un endeudamiento que asciende nada menos que a 3 mil 174 millones de pesos.
Y el desglose es brutal: De servicios personales no pagados se deben 2 mil 348 millones de pesos; los retrasos en la nómina son por 109.8 millones de pesos más lo que se vaya acumulando; en diciembre pasado se dejó de pagar 279.7 millones de pesos por concepto de aguinaldos; en cuanto a obligaciones no enteradas (ISR, ISSEMYM, 3%, etcétera) hay una sangría por 793.6 millones de pesos; en cuanto a obligaciones no pagadas (primas vacacionales, pensiones alimenticias, etcétera) el monto casi llega a los 55 millones de pesos; las retenciones ascienden a 130.7 millones de pesos y la joya de la corona, o sea los adeudos con los proveedores –¡agárrense!–, son mil 31 millones 529 mil pesos.
En pocas palabras, a doña Patricia le valió que los trabajadores sindicalizados, los de confianza y hasta los policías se quedaran sin cobrar.
Bajo este contexto, se espera que en el corto plazo se les finquen responsabilidades a la ex presidenta municipal, al ex tesorero y a varios ex directores porque cometieron varios delitos graves.
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