Buscan preservar Maíz Nativo en el Edomex

Una mezcla de conocimientos originarios de productores y ancestros, combinados con la ciencia, buscan identificar, conservar y rescatar distintas clases de maíz nativo del Estado de México.

El proyecto es encabezado por el Instituto de Investigación y Capacitación, Agropecuaria, Acuícola y Forestal (ICAMEX), el cual tiene en su acervo poco más de 760 muestras genéticas de este alimento, base de la gastronomía mexicana.

Everardo Lovera, director del ICAMEX, instituto de investigación, dependiente del gobierno del Estado cuyo origen data de 1956 y que a la fecha funciona como un repositorio de cientos de muestras que son estudiadas por el gobierno, universitarios, productores y científicos.

“El maíz proviene de un desarrollo cultural, científico a su manera de 300 y tantas generaciones de mexicanos y que partió de una especie que existe que es el teocintle a través de observación, selección, lo fueron diseñando, podemos decir que es un diseño de nuestras culturas y que eso nos deja el maíz actual”, señaló en entrevista.

En este sentido, lo que buscan es mantener muestras que conserven la genética y memoria de miles de años de este alimento, antes de que fuera manipulado, existieran los híbridos o transgénicos.

Ahora bien, reconoce que la complejidad de la geografía del Estado de México permite que haya una gran variedad de este producto, ya que hay especies que crecen únicamente a más de mil metros de altura.

Un claro ejemplo es el caso de Tlatlaya, ubicada al sur de la entidad; pero hay otras que pueden rendir frutos a más de 3 mil metros de altura sobre el nivel del mar, como es el caso de la zona centro y los municipios de Temoaya, Villa Victoria y Zinacantepec.

Por ello es que buscan rescatar el maíz nativo u original.

“Es una variedad que se puede diferenciar claramente de otras y por una caracterización significa que se tienen todas las características, medidas de color, de dimensiones, de tamaño, por espiga, de olote, de hojas, de raíces, de nudos”, indicaron.

Hace unos días fue publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el decreto de reforma los artículos 4 y 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, impulsado por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, el cual contempla que el cultivo de maíz en todo el territorio debería de ser libre de transgénicos.

Esta decisión fue respaldada por la gobernadora, Delfina Gomez Álvarez, pero también por estos científicos, quienes trabajan de la mano con productores mexiquenses en la conservación de semillas originarias, los cuales duramente siembran y cosechan en sus cultivos y reciben el título de “guardianes del maíz”.

“Mantener actualizado el padrón de productores guardianes, guardianes del maíz nativo. Nosotros hicimos una radiografía en el estado para encontrar los productores y los maíces que ellos conservan, todavía con características de nativos y con un manejo agro ecológico, es decir, todavía sin venenos o con el mínimo de venenos”, comentaron.

Recientemente, el gobierno del Estado de México reconoció a varios de estos productores de maíz, así como a algunos de amarantos por sus aportes en la conservación y técnica de estos alimentos.

Ahora bien, no todo esto lo hacen con base a los conocimientos originarios, sino que también hay un esbozo de la ciencia que está impulsado a lo largo de cuatro grandes laboratorios en el complejo del ICAMEX ubicado en el municipio de Metepec.

“Aquí se cuenta con ‘alas especializadas‘ en bromatológia, aguas, suelos y fitopatologías“, explicó Gael Espinoza, uno de sus colaboradores.

“Trabajamos de la mano con los productores, asimismo, con organizaciones, le damos también apoyo a estudiantes y dependencias de gobierno que lo soliciten. Es un trabajo muy noble”, agregó.

Ese tipo de análisis de suelo, semilla, plagas, incluso el agua con la que riegan las cosechas, permite que los productores trabajen de manera más inteligente.

“Por el otro lado, favorecen a la conservación de productos nativos”, agregó la científica, María Guadalupe Flores Salvador.

“Es importante porque los productores pueden traer aquí sus muestras de suelo, de alimento o de algún problema que tengan de manera sanitaria, aquí les ayudamos a determinar o diagnosticar cuáles son las características y ellos pueden definir así el uso que se les da”, puntualizó.

“Permite que ellos tengan recomendaciones más enteras, recomendaciones, en cuanto el uso de suelo, de fertilizantes, de agroquímicos”.

Por lo pronto, el maíz es uno de los productos que ya se conserva con especial cuidado en el Estado de México, por lo que no se descarta que más adelante, haya más especies de animales y flora, que sean cuidadosamente reservados y conservados para el futuro.

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